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domingo, 3 de febrero de 2013

LOS CARTELES. PROPAGANDA EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL:



En la Primera Guerra Mundial, además de campañas de intoxicación informativa o de manipulación, se emplearon también formas más ortodoxas de comunicación, y por supuesto, aquellas que se habían desarrollado en la publicidad a lo largo del siglo XIX. Sobre todo, la prensa y el cartel, que se convirtió en un elemento trascendental, de los que se hicieron, en algunos casos, tiradas muy amplias.
    Tanto en prensa como en los carteles, en los que nos vamos a detener, se emplearon mensajes destinados a canalizar emociones, tanto de valor como de odio, a estimular el esfuerzo industrial, a promocionar el ahorro de determinados productos, como combustible y ciertos alimentos, a pedir la discreción ante el peligro de los espías, a obtener préstamos de guerra, a organizar servicios sanitarios, de bomberos o de policías, etc. También las organizaciones caritativas hacían campañas destinadas a ayudar a los combatientes, a los prisioneros de guerra, los mutilados y las víctimas civiles.

 La guerra de trincheras hizo que el frente interno fuera tan importante como el frente de batalla, lo que produjo la extensión de la propaganda a la población de la retaguardia. El estancamiento militar hizo de la propaganda exterior a los neutrales un elemento fundamental.

    La propaganda a través de los carteles es un fenómeno que se va a extender a partir de la Primera Guerra Mundial, en concreto desde la aparición de un conocido cartel del británico Alfred Leete, Your country needs you (1914), cuyo protagonista, Lord Kitchener, señala al transeúnte con el dedo índice y, con mirada grave, solicita su alistamiento. Lord  Kitchener fue nombrado ministro de la Guerra británico en 1914, año de comienzo de la Primera Guerra Mundial. Llegó a dicho cargo después de una larga y exitosa carrera militar y murió en el mismo, en 1916, cuando una mina alemana mandó al fondo del océano al barco que le llevaba a Rusia.
    Poco tiempo después, el norteamericano J. Montgomery Flagg plagia este formato y convierte a Lord Kitchener en el Tío Sam (que, como sabemos, es la personificación de EEUU), que dice I want you for U.S Army(1917). Según el propio Flagg, usó su propia cara para crear el personaje del póster. Tuvo tanto éxito que se usó de nuevo en la II Guerra Mundial para reclutar soldados.
     Cinco millones de copias llegan a distribuirse del cartel de Flagg, lo cual da una idea del potencial que la propaganda bélica llega a tener en el campo del cartelismo. Ambas creaciones ponen el primer eslabón en este propósito tan complejo de inflamar el patriotismo y acuciar el odio al adversario en los campos de batalla y en la retaguardia

     Una de las funciones del cartel era ensalzar a los soldados del país y crear un culto alrededor de los líderes nacionales; o de figuras simbólicas, ridiculizar o desacreditar a los líderes de las fuerzas enemigas era otra.

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